Recordemos a María Graciela con gratitud y amor en el corazón, su coraje y resiliencia nos inspiran a seguir adelante con paz y esperanza. Que su luz brille siempre en nuestras vidas, recordándonos la fuerza interior que todos llevamos dentro. En cada amanecer, en cada sonrisa, en cada acto de bondad, honremos su memoria siendo la mejor versión de nosotros mismos. Que la paz que María Graciela irradiaba encuentre un hogar en nuestros corazones, guiándonos en el camino con fe y determinación. Que su legado sea el recordatorio constante de que el amor y la esperanza nunca mueren.
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22 de noviembre de 2019