En el legado de María Josefina Bravo Silva florecen semillas de amor eterno, coraje inquebrantable y resiliencia infinita. Que su luz guíe nuestros pasos con gratitud por el ayer, valentía para el mañana y paz en el presente. Que cada lágrima de nostalgia se convierta en un susurro de esperanza, recordándonos que el amor perdura más allá del tiempo y que su espíritu vive en cada latido del corazón. Sigamos adelante con la certeza de que la vida, en su belleza efímera, nos brinda oportunidades para amar, crecer y encontrar paz en cada nueva aurora.
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2 de noviembre de 2019