Que la luz brillante del amor eterno de MARÍA SOLEDAD URRUTIA DE BISQUERTT ilumine nuestros corazones con coraje y esperanza, infundiendo resiliencia en tiempos de adversidad. Su legado de gratitud y paz perdurará como un faro que guía nuestros pasos en la oscuridad, recordándonos que el amor es la fuerza más poderosa que trasciende todas las barreras. Que en su memoria encontremos consuelo y fortaleza para abrazar cada nuevo amanecer con valentía, sabiendo que su espíritu sigue vivo en cada acto de bondad y en cada gesto de compasión que compartimos con el mundo.
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28 de febrero de 2024