Que la luz del amor que María Teresa Gómez de Gil compartió brille eternamente en nuestros corazones, recordándonos que el coraje y la resiliencia son aliados en los momentos de dificultad. Sigamos adelante con gratitud por el tiempo compartido, abrazando la paz que solo el amor verdadero puede brindar. Cada paso que demos será un tributo a su memoria, cada sonrisa un reflejo de su espíritu bondadoso. En la oscuridad, recordemos su luz; en la tristeza, su amor. Sigamos adelante con esperanza, sabiendo que su legado perdurará en nuestras vidas.
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10 de octubre de 2019