En memoria de María Victoria Diez Silva, recordemos que el amor eterno perdura en cada corazón que tocó. Que su coraje y resiliencia sean un faro de esperanza para aquellos que enfrentan días oscuros. Cultivemos la gratitud por los momentos compartidos y la paz que su recuerdo trae a nuestras almas. En el jardín de la vida, las flores de sus enseñanzas florecen, recordándonos que cada desafío es una oportunidad para crecer. Sigamos adelante con bondad en nuestros actos, recordando siempre el legado de amor y esperanza que María Victoria nos dejó.
Publicado en el archivo
10 de julio de 2019