En memoria de Mauricio Esteban Zamudio Provoste, recordemos que en cada amanecer hay un nuevo comienzo, en cada lágrima una lección de amor, en cada desafío la oportunidad de fortalecer nuestro coraje y resiliencia. Que la gratitud llene nuestros corazones por los momentos compartidos y la paz interior nos guíe en nuestro camino. En el cielo brillan ahora nuevas estrellas que nos recuerdan que el amor perdura más allá de la distancia. Sigamos adelante con la certeza de que el amor es eterno y la esperanza siempre nos ilumina el camino.
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10 de enero de 2020