Que la luz del amor que Miguel Fernando Briceño Tarraza irradiaba siga iluminando nuestros caminos en la oscuridad. Su coraje y resiliencia nos inspiran a enfrentar los desafíos con valentía y determinación. En cada amanecer, recordemos la gratitud por las bendiciones recibidas y en cada anochecer, sepamos encontrar la paz interior para descansar en esperanza. Sigamos adelante con la certeza de que el amor perdura más allá de la vida terrenal, guiándonos hacia un mañana lleno de posibilidades y nuevas oportunidades para crecer y ser felices.
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28 de febrero de 2020