En el legado de Nancy Emilia Munizaga Munita perdura un faro de amor inquebrantable, un canto de coraje eterno, una melodía de resiliencia imparable y un río de gratitud infinita. Que su luz ilumine tus días, sus melodías abracen tu corazón y su ejemplo te guíe hacia la paz interior. En cada paso, en cada suspiro, que su memoria te recuerde la belleza de vivir con esperanza, de amar con intensidad y de abrazar la vida con valentía. Que su legado sea la semilla de nuevos horizontes, de sonrisas sinceras y de corazones rebosantes de amor.
Publicado en el archivo
10 de noviembre de 2019