Que la luz del amor que Raúl Ernesto Duarte Díaz sembró en su paso por este mundo ilumine nuestros corazones con coraje para enfrentar la adversidad, resiliencia para levantarnos de las caídas, gratitud por los momentos compartidos y paz para aceptar lo que no podemos cambiar. Recordemos que en cada amanecer hay una oportunidad para abrazar con fuerza la esperanza y seguir adelante, sabiendo que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio. En su memoria, sigamos cultivando la semilla del amor y la esperanza en cada paso que demos.
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26 de abril de 2020