En el legado de Raúl Ismael Echenique Carrasco encontramos un faro de amor que ilumina nuestros caminos, un bálsamo de coraje que fortalece nuestros corazones y una fuente de resiliencia que nos impulsa a seguir adelante con gratitud en cada paso. Que su memoria sea un recordatorio de que, a pesar de los desafíos, la paz interior es posible. Permitamos que su luz nos guíe en momentos oscuros, recordándonos que el amor inquebrantable y la esperanza inextinguible son las semillas que cultivan un mañana lleno de promesas y posibilidades. Adelante, con valentía y fe.
Publicado en el archivo
23 de julio de 2019