En el legado de Ramón Araya Cisternas encontramos un sendero iluminado por la resiliencia en tiempos turbulentos, el coraje para enfrentar obstáculos con determinación y la gratitud por cada pequeño milagro cotidiano. Que su memoria nos inspire a abrazar con amor incondicional, a cultivar la paz interior en medio de la tormenta y a seguir adelante con esperanza en el corazón. Recordemos que, aunque el camino sea arduo y las sombras amenacen, siempre habrá una luz que guíe nuestros pasos y nos recuerde que somos capaces de brillar incluso en la oscuridad.
Publicado en el archivo
4 de diciembre de 2019