En el legado de Ramón Luis Ojeda Acuña hallamos la luz del amor sincero, el coraje de enfrentar adversidades con valentía, la resiliencia para renacer de las cenizas, la gratitud por cada instante vivido y la paz que trasciende todo entendimiento. Que su memoria sea fuente inagotable de inspiración, recordándonos que en cada desafío hay oportunidad de crecer, en cada lágrima la promesa de un nuevo amanecer y en cada corazón roto la posibilidad de sanar y amar con una profundidad renovada. Sigamos adelante con fe, abrazando la vida con esperanza y gratitud.
Publicado en el archivo
18 de abril de 2024