En el legado de Ramón Roberto Doggenweiler Capdevila perdura un amor inquebrantable que ilumina caminos oscuros, un coraje que despierta valentía en los corazones y una resiliencia que florece incluso en la adversidad más feroz. Cultivemos agradecimiento por cada nueva mañana y llevemos la paz en nuestros sueños. Que su memoria sea un faro de esperanza, recordándonos que en la promesa de un nuevo día encontramos fuerzas para seguir adelante, entretejiendo hilos de amor y gratitud en el tejido de la vida. ¡Qué hermosa melodía es la existencia, llena de notas de luz y esperanza!
Publicado en el archivo
3 de octubre de 2019