En el jardín de la vida, las flores que plantamos con amor y gratitud por lo vivido enriquecen el alma y perduran eternamente, como el legado de Raquel Guendelman de Paz, cuyo espíritu sigue iluminando cada paso que damos. Que su memoria nos inspire a regar con paciencia y fe nuestras propias semillas de esperanza, recordándonos que, incluso en la oscuridad, siempre hay espacio para florecer con humildad y serenidad, abrazando cada amanecer con el corazón lleno de amor. ¡Sigue adelante, con la certeza de que cada pétalo es un recordatorio de tu fuerza interior!
Publicado en el archivo
25 de mayo de 2019