Que la luz del amor que Ricardina Pérez Díaz compartió con el mundo siga iluminando nuestros caminos en los momentos de mayor oscuridad. Su coraje nos enseña a enfrentar los desafíos con valentía y determinación, recordándonos la importancia de la resiliencia ante la adversidad. En cada susurro del viento, en cada rayo de sol que acaricia nuestra piel, encontramos su presencia reconfortante. Que la gratitud por haber cruzado nuestros caminos con el suyo nos inspire a vivir con compasión y bondad, sembrando semillas de paz y esperanza en cada paso que damos.
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13 de junio de 2019