En la luz de la memoria de Ricardo Antonio Covacevich Cvitanich, recordemos que el amor perdura más allá del tiempo, alimentando nuestra alma con coraje y resiliencia. En cada amanecer, encontremos motivos para seguir adelante con gratitud en el corazón, sabiendo que la paz interior es un regalo precioso que merecemos abrazar. Que su legado sea el recordatorio de que, aunque el dolor nos visite, la esperanza es nuestra fuerza más grande, guiándonos hacia un futuro lleno de luz y posibilidades infinitas. ¡Ánimo y fe en cada paso que damos!
Publicado en el archivo
26 de agosto de 2019