Que la luz del amor que Rigoberto García Castro sembró en el mundo continúe brillando en los corazones, recordándonos que el coraje y la resiliencia pueden transformar la oscuridad en esperanza. Que podamos cultivar la gratitud por los momentos compartidos y encontrar paz en los recuerdos. En cada amanecer, encontremos fuerzas para abrazar la vida con valentía, sabiendo que el amor perdura más allá de la distancia. Que la memoria de Rigoberto sea un faro de esperanza que guíe nuestros pasos con bondad y nos inspire a seguir adelante con fe en el mañana.
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1 de mayo de 2020