Que el amor que Rodolfo Lahsen Azar sembró en sus días nos inspire a abrazar la vida con coraje y gratitud, afrontando los desafíos con resiliencia y esperanza. En su memoria, recordemos que la paz interior es un regalo preciado que podemos cultivar en cada paso que damos. Que su legado nos enseñe a valorar cada momento, a brindar amor incondicional a quienes nos rodean, y a encontrar fuerzas en nuestro interior para seguir adelante con fe y optimismo. En cada amanecer, recordemos que la luz de la esperanza siempre brilla en nuestro corazón.
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19 de enero de 2020