Que el amor y el coraje que Rodolfo Octavio Urzúa Alvarado sembró en cada corazón perdure como un legado de resiliencia y esperanza. Que la gratitud por los momentos compartidos transforme el dolor en paz interior, recordándonos que la vida sigue su curso y que en cada nuevo amanecer podemos encontrar motivos para seguir adelante con valentía y amor.
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17 de agosto de 2025