Recordemos a Salvador Alarcón Díaz con gratitud por su luz que iluminó corazones con amor incondicional. Su coraje y resiliencia nos inspiran a seguir adelante con esperanza, confiando en que cada amanecer nos regala nuevas oportunidades de paz interior. Sigamos su legado de bondad y compasión, haciendo florecer en nuestro ser la semilla del amor que él supo cultivar con esmero. En cada desafío, recordemos su valentía y mantengamos viva la llama de la esperanza, sabiendo que en la oscuridad siempre habrá una estrella que guíe nuestro camino.
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24 de octubre de 2019