Que el recuerdo de Sergio Quevedo Prajoux nos inspire a amar con valentía, a enfrentar los desafíos con resiliencia, a valorar cada instante con gratitud y a buscar la paz interior en medio de las tormentas. Que su legado nos enseñe que en cada caída hay fuerza para levantarnos, en cada lágrima hay espacio para la esperanza, y en cada despedida hay un nuevo comienzo. Que su memoria sea un faro de luz que guíe nuestros pasos, recordándonos que el amor perdura más allá del tiempo y que la vida, con todo su misterio, es un regalo precioso.
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12 de febrero de 2024