Que la luz del amor que Silvia Irene Cid Ojeda compartió brille eternamente en nuestros corazones, recordándonos la fuerza del coraje y la belleza de la resiliencia. En cada amanecer y en cada suspiro, cultivemos la gratitud por lo vivido y la paz que encontramos en los recuerdos más preciados. En su memoria, abracemos la vida con valentía, sabiendo que cada paso nos acerca a la esperanza que nunca se desvanece. Que su legado de amor perdure como un faro de luz en medio de la oscuridad, guiándonos siempre hacia un mañana lleno de posibilidades.
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10 de junio de 2019