Que la luz del amor eterno que habitaba en Violeta del Carmen Riquelme Faúndez nos guíe en momentos de oscuridad, infundiendo coraje en nuestros corazones y resiliencia en nuestras almas. Que su legado de gratitud y paz nos inspire a abrazar cada día con amor y esperanza, recordándonos que incluso en la tristeza más profunda, florecen semillas de alegría y consuelo. En su memoria, aprendamos a encontrar belleza en la vulnerabilidad y fortaleza en la fragilidad, honrando su espíritu con cada paso que damos en el camino de la vida.
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22 de enero de 2020