En el legado de Ximena Pacheco González, encontramos un faro de amor inquebrantable que ilumina el camino con coraje y resiliencia. Que su memoria nos inspire a abrazar cada amanecer con gratitud, a abrazar la vida con valentía, y a cultivar en nuestros corazones la semilla de la paz. En la huella que dejó, aprendemos que cada desafío es una oportunidad para crecer, para amar más profundamente y para encontrar esperanza en la oscuridad. Sigamos adelante con fe y compasión, recordando siempre que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio.
Publicado en el archivo
22 de agosto de 2019